lunes, 15 de noviembre de 2010

Llegaron las vacaciones


Y entre tanto viaje, otro más importante... nació Irene y nos fuimos la mitad de la familia a conocerla, asique otra visitita a California. Y claro, ya que estábamos, visitamos San Francisco, Yosemite, Las Vegas y el Gran Cañón (no hay que desaprovechar las oportunidades). Pero la estrella sin duda del viaje, es la roquera de mes y medio que conocimos, nuestra sobri Irene, a la que no sólo le gusta la música rock y el heavy, sino que aguanta a todas sus tías y tíos haciéndola monerías y chirriando mientras le intentan cantar cancioncillas infantiles (qué desastre...) ¿Ha que nos ha salido chula la nena?
Nos enamoró desde el primer momento, je. Y a los abuelos por ambos lados se les cae la baba de una manera... En fin, que deseando que vuelvan para poder achucharla más a menudo. Mil besitos!!!

Año italiano

Pues sí, este año ha sido un poco italiano, y además me ha dejado muuuuuy poco tiempo para hacer nada.
En Semana Santa llegó Nápoles, Sorrento y la Costa Amalfitana, una maravilla de viaje, con ciudades muy curiosas como Nápoles, con mucha vida y gente un poco extraña; el Vesubio, que deja sin palabras (aunque confieso que me gusta más nuestro Teide, je, je); "ciudades" como Herculano y Pompeya, que qué decir de ellas, increíbles... y por supuesto la Costa Amalfitana, impresionantes paisajes y coquetos pueblecitos (para muestra un botón).
A continuación llegó el viaje del verano, esta vez La Toscana... qué decir de Florencia, Pisa, Siena, San Gimignano, Volterra, Arezzo, Lucca y Cortona... dejan sin palabras. Una vez que has ido entiendes eso de que el síndrome del turista no es sólo el jet-lag, que también puede ser por exceso de información en poco espacio (el síndrome de Stendhal): demasiada cultura y poco tiempo para disfrutarla. Al menos, tomamos ricos helados para reducir el stress, je, je.
Y para terminar el año italiano, la eterna Roma, ciudad de ciudades, reina del imperio y una de las ciudades con mayor historia que se puede visitar. A pesar del tiempo, que siendo ya noviembre es normal que llueve, o precisamente por él, impresionante, vieja y maravillosa.
Y mientras tanto he visto Daimiel y Ruidera como nunca en la vida, llenas a rebosar de agua y casi desbordadas; un par de paseitos por Burgos; regreso a Berlín para pasear por esta verde y magnífica ciudad; Córdoba y Medina Azahara, siempre maravillosas y regreso a Flandes para comer chocolate y chocolate y más chocolate, je.